MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA
El siguiente trabajo es una
reflexión sobre las actividades realizadas en el primer módulo de esta unidad.
Reflexionar sobre nuestras actividades nos permite tener una visión más amplia
de lo que realizamos y nos coloca en mejor posición de modificar las cosas que
ameritan un cambio.
El primer día de clases en la
universidad, recuerdo que llegué muy formal y a medida que me acercaba al
salón, mis compañeros empezaron a entrar. Se sentaron y escuché a alguien que dijo:
“Es el maestro”. Continué mi camino, no me senté en el lugar del maestro porque
obviamente no lo era, por lo que cuando me vieron sentarme junto con ellos se
empezaron a reir. A partir de ese día empezaron a decirme “El maestro”. No imaginé que esa escena se repetiría años
después, solo que en una escuela diferente y ahora con jóvenes que serían mis
alumnos.
¿Qué hace un doctor dando clases
en una escuela de nivel medio superior? No me formé como maestro, mi carrera es
Médico Cirujano. Terminé la carrera en
el año 2008 . Estoy ejerciendo mi profesión, la cual amo y me ha permitido
crecer como persona. Me gusta el contacto con la gente, me gusta aprender de
ellos. He procurado ver en las personas las cosas buenas que tienen y considero
que me puedo beneficiar de sus experiencias. Estoy convencido de que el mejor
libro de medicina es el paciente, las personas, por lo que entre mayor sea el
interés que manifieste en ellos, mayor será mi aprendizaje. He sentido la
emoción de aprender, mi corazón late cuando adquiero un nuevo conocimiento,
cuando entiendo mejor las cosas y tengo el deseo de que alguien escuche lo que
sé, me gusta compartirlo con los demás. Mi profesión exige explicar a los
pacientes sus enfermedades , dar respuesta a sus interrogantes. Entre más
conozca una persona sobre el mal que le aflige mejor preparada estará para
hacerle frente, para aceptarla, para ajustar su vida ante la nueva
eventualidad. En cierto sentido, somos docentes. Tal vez esto fue lo que me
motivó a acudir al Conalep para entregar mis papeles por si había una vacante,
y en el 2008 , el mismo año que termino mi carrera me inicio como docente en el
Conalep.
Había tenido algunas
experiencias como “maestro”. En la comunidad
donde realicé mi servicio social impartía algunos temas a los alumnos de
educación media superior, acudí a la primaria y secundaria para platicar con
los jóvenes sobre algunos temas de interés. Impartía temas de salud a las
personas en general. Dada la poca preparación de los adultos, había que buscar
estrategias para que captaran la información, usaba videos , rotafolios,
comparaciones, etc. Sin embargo todo ese conocimiento “empírico” de enseñar no
fueron suficientes para atender a los grupos que me asignaron en el Conalep.
Mis nervios si los controlaba más surgían preguntas ¿ voy bien? ¿Me están
entendiendo?¿ Por qué están bostezando tanto? En esos días busqué el apoyo de
los maestros que impartían la misma clase, especialmente una llamada resolución
de problemas, más las recomendaciones fueron muy superficiales. ¿Por qué no
renunciar en este momento desesperante? ¿Para qué perjudicar a jóvenes que
confían en sus maestros y que creen que somos expertos en la materia? Y la ansiedad empezó a incrementar, acudí a
libros que no eran los adecuados, fuí a la biblioteca de la universidad hasta
que encontré una base para impartir la materia. Y como dice el maestro José
Manuel Esteve, empecé a sentir la libertad de ser profesor. Asumí este nuevo
aspecto de mi vida como un reto y creo que tomé la mejor decisión.
Para esos días observaba a los
maestros con más tiempo tratando de imitar algunas formas de enseñar, me
gustaba ver sus métodos de enseñanza, la manera de manejar los grupos, la
dinámica que infundían a los alumnos y “robé” algunas ideas. Aproveché
los cursos impartidos por el Conalep. Me empecé a sentir como pez en el
agua. Y creció mi admiración por el
Conalep por el interés que manifiesta en
sus docentes. Cada vez que inicia un semestre resalto ese hecho, alabo al
Conalep frente al grupo.
No todo está realizado. Cada
semestre que transcurre procuro evaluarme y buscar mis defectos. Incluso
pregunto a mis alumnos que vieron mal en mí, y reflexiono sobre ello. Trato de
que la camiseta de maestro me quede bien. Comparando mi profesión de médico con
la de maestro existe un sentimiento común: me siento responsable de las vidas
de las personas. Considero una enorme responsabilidad la enseñanza, de ello
depende la vida de nuestros alumnos, una excelente preparación impartida por
los maestros aumenta las probabilidades de éxito en los jóvenes. La sociedad
reclama recursos humanos de calidad y
los maestros estamos en la posición de hacerlo.
En cada clase procuro prepararme
bien. Conozco los temas pero busco
actualizarme para incluir información fresca, al día con las necesidades
actuales. He procurado mejorar los canales de comunicación con los estudiantes.
Procuro entenderles, he aprendido a escuchar, a darles su tiempo para que
reflexionen y expresen con claridad sus pensamientos. Gracias a la especialidad
conozco ahora los TICs que al igual que algunos compañeros de la especialidad
ignorábamos su existencia. Ha creado ansiedad en usarlas pero estamos mejorando
en ello. Los TICs pueden facilitar la comunicación con los jóvenes, un medio a
través del cual podemos recibir información, supervisar el material que usaran
en las exposiciones para corregir a tiempo. Mi punto de vista sobre los alumnos
ha cambiado. Trato de verlos como lo que son, personas con preocupaciones,
retos, necesidades, problemas. Siento que al verlos en su totalidad me permite
emplear estrategias para enseñarles mejor. Concuerdo con el maestro Esteve de
que no importa cómo nos lleguen al salón de clases, hay que asumir la
responsabilidad de enseñarles, agotando todos los recursos por sembrar en su mente
y corazón el deseo de aprender. Rechazar algunos alumnos porque no están a la
altura de nosotros es aceptar una derrota. No son ellos los que estarán a
nuestro nivel. Somos nosotros los que debemos ser condescendiente,
misericordiosos, manifestar un deseo sincero de ayudarles.
He tenido la alegría de ver a
jóvenes a quienes di clases trabajando en los Hospitales como enfermeros,
contemplo a los que están dando sus prácticas colocarse a mi lado y sentir que
ahora son mis colegas y esa es una de las mejores satisfacciones de la vida.
Incluso después de terminar sus prácticas, platico en el salón cómo les fue,
como los han tratado. Me agrada cuando me dicen que el tema que examinamos en
clases lo vieron en el hospital, que pueden responder a las preguntas de los
doctores y enfermeras, es cuando en mi interior digo con orgullo “ Yo fui su
maestro”. Aunque en realidad el mérito es para ellos.
¿Por qué acepté el nuevo reto de
estudiar una especialidad en competencias docentes? Como Esteve soy egoísta, quiero lo mejor para mí.
Y la especialidad le da un toque diferente a lo que de alguna manera como
maestros novatos vislumbrábamos, tenemos
el deseo de ayudar pero la forma de cómo enseñar era una limitante. Como
reconocemos todos los que formamos parte del grupo 155, el ensayo y error fue
el método de aprendizaje, cuando no hubo alguien que nos enseñara. Compartimos
la pasión por enseñar por vocación y convicción. Aunque en mi plantel he
platicado con los maestros casi las pláticas han girado en temas ajenos a la
educación, pero aquí, en el grupo, en nuestro grupo, ha sido el tema dominante.
Saber que otras personas sufrieron los mismos problemas, aceptan los mismos
retos y buscan superarse como nuestro grupo, nos da un sentido de pertenencia,
somos un equipo en búsqueda de mejorar la calidad en la educación. Por ello es
que lo llamo un grupo heterogéneamente igual, tenemos distintas profesiones que
enriquecerán los contenidos de la especialidad.
El aplicar los puntos examinados
en esta especialidad han sido oportunos y los resultados han sido adecuados. La
planeación didáctica es la piedra angular de el éxito en la docencia. El
enfoque constructivista donde el centro del proceso enseñanza-aprendizaje ya no
es el maestro sino el alumno permite dirigir los esfuerzos a que los
estudiantes sean competentes, precisamente ajustándonos al enfoque basado en
competencias de la RIEMS. Lo que por ensayo y error inicialmente hacía , ahora
veo que hay una base pedagógica para realizarlo. Estoy orgullos de formar parte
de esta especialidad.
Entonces ¿por qué médico y
maestro? He visto que ambas se complementan en mi vida. Puedo ser maestro
porque soy médico y soy médico porque soy maestro. La docencia ha enriquecido
mi vida profesional, me he obligado a repasar temas ya conocidos, a investigar
otras más , conozco mejor el trabajo del personal de enfermería , lo que me ha
permitido relacionarme mejor con ellos. Soy mejor médico al ser maestro. Como
médico me relaciono con pacientes en los
momentos más vulnerables de su vida, cuando son golpeados por las dolencias,
como maestro me relaciono con alumnos en los momentos vulnerables de su vida,
porque están en la adolescencia y donde lo que aprendan le dará mayor sentido a
sus vidas. Deseo terminar adecuadamente la especialidad, donde quedará bien
delimitado mi vida como maestro el “antes” y el “después” aunque considero,
nunca terminaré de aprender. Sólo me encamino día con día a ser un buen
maestro. Retomo las palabras de Esteve: “He hecho lo que quería hacer y estoy
donde quería estar”.
Santiago García García